Jerusalén es una ciudad que te hará sentir que has viajado en el tiempo o a otro mundo. La zona vieja con sus calles estrechas de piedra y sus barrios con costumbres tan marcadas y diferenciadas no te dejarán indeferente. La religión forma parte de esta ciudad y serás testigo de la vida diaria de los Judíos ortodoxos, podrás escuchar la llamada al rezo de los musulmanes y ver a los Cristianos recorriendo la Vía Dolorosa. A mí personalmente me llamó mucho la atención el hecho de ver como Jerusalén es una especie de punto común entre las 3 religiones, un lugar esencial para el origen de esas religiones y la historia del mundo.
Cuando vas a Israel se suele volar a Tel Aviv, nosotras llegamos por la mañana temprano y fuimos directas a Jerusalén en un minibus (sherut) que tardó unos 45 minutos en llegar y paró en las diferentes puertas de la ciudad. Si vas varios días a Israel y quieres visitar más zonas además de Tel-Aviv y Jerusalén, te recomiendo que tu «campamento base» sea Jerusalén, ya que está más cerca de zonas como Belén o el Mar muerto. Desde Tel Aviv se puede ir también a estas zonas pero se tarda más y el precio es algo mayor que si vas desde Jerusalén. Nosotras cogimos alojamiento para 4 días en Jerusalen, de los cuales 2 los dedicamos íntegramente a Jerusalén, otro fuimos al Mar Muerto y otro a Belén y llegábamos a Jerusalén por la tarde. Las excursiones suelen durar todo el día. A continuación te cuento lo que puedes hacer en dos días en esta interesante y vibrante ciudad.
Día 1: Ciudad Vieja, Muro de las Lamentaciones y zoco
Al llegar a Jerusalén por la mañana, fuimos a nuestro alojamiento, el Jaffa Gate Hostel, a dejar las cosas y comenzamos ruta. Para empaparnos de la historia y situarnos hicimos el free tour de Civitatis, el cual comenzó en la Jaffa Gate, una de las puertas de entrada más concurridas de la ciudad. Pasamos por la puerta de David y por la Iglesia del Santo Sepulco, un lugar con mucho significado para los Cristianos. Si te interesa visitarlo te recomiendo madrugar e ir a primera hora de la mañana ya que las colas más tarde son interminables. La zona estaba llena de gente esperando durante horas para poder visitarla por dentro.

Recorimos la ciudad vieja aprendiendo sobre la historia de Jerusalén e Israel, pasamos por los diferentes barrios de la ciudad: judío, cristianos armenio y musulamán. Fue muy curioso ver como una misma ciudad puede haber cuatro mundos tan diferentes, con sus distintas costumbres, ropas, religión y arquitectura. Por las tiendas, decoración y fachadas y atuendos podías diferenciar en todo momento cuando te adentradas en un barrio u otro.

Sin duda, el momento más memorable del tour fue cuando vimos el muro de las lamentaciones, el lugar más sagrado para el judaísmo. Lo hicimos desde una zona que se observaba desde arriba y podíamos ver el muro con la parte de hombres y mujeres diferenciada y la cúpula al fondo. Ya desde lejos pudimos percibir la importancia que ese lugar tiene para ellos.
El muro lo levantaron los judíos hace miles de años para protejer el Templo de Jerusalén, el cual fue destruído por los romanos y dejaron en pie solo esta parte del muro. El muro es conocido también como Western Wall ya que es la parte occidental del muro que proteje hoy en día la zona del Monte del templo para los judíos o Explanada de las Mezquitas para musulmanes, zona de la que te hablaré más tarde. Los judíos van al muro a rezar y a lamentarse por la destrucción del templo, lo que le da su nombre, pero también van a pedir deseos. Si te acercas al muro verás que entre todas las rendijas hay cientos de papelitos, y es que los judíos escriben allí sus deseos y los dejan en el muro para que se cumplan. Dos veces al año el muro se limpia y todos los restos de esos deseos se entierran cerca del Monte de los Olivos.

Pese a que a primera vista el muro no parezca muy grande, has de saber que mide 488 metros, aunque solo 60 son visibles, el resto se encuentra oculto bajo el barrio musulmán.
Tras pasar un rato observando el ajetreo mezclado del muro escuchando el murmuro de las plegarias continúamos por la zona vieja de la ciudad y termiamos el tour cerca de Jaffa Gate. Paramos a comer en el restaurante recomendado por la guía restaurante donde tenían un humus y unos falafeles exquisitos.
Por la tarde, fuimos a ver el muro de cerca. No había mucha gente así que pudimos entrar hasta el final y te podías acercar a tocarlo o dejar tus deseos si querías. Había sillas que podías coger y pasar allí el tiempo que quisieras y también una zona de libros religiosos donde estaba el Torá, la biblia de los judíos.
A continuacion nos recorrimos el zoco, el cual se extendía por calles y calles estrechas llenas de tiendas y puestos de artesanía, telas y todo tipo de objetos religiosos. Como puedes imaginar, no te podías de librar de regatear cada vez que querías comprar algo. Para que el ajetreo del zoco se haga más llevadero, irás encontrando puestos de zumo natural fresquitos que están buenísimos y todo tipo de dulces para reponer fuerzas. Sin duda te recomiendo que te pierdas por todas estas calles y te mezcles con las culturas del lugar, verás como es el día a día de las diferentes comunidades en la ciudad vieja, podrás pobrar su comida y conocer que cosas distinguen a cada uno, como la ropa.
Finalmente terminamos nuestro ajetreado día cerca de la puerta de Damasco, donde cenamos un rico sandwich de falafel y nos fuimos a descansar ya que al día siguiente había que madrugar para seguir conociendo esta interesante y cuirosa ciudad.
Día 2: Explanada de las Mezquitas, Vía Dolorosa, Monte de los Olivos y Museo del Holocausto
El segundo día amdrugamos para visitar la Explanada de las Mezquitas para los musulmanes o Monte del templo para los juedíos, uno de los lugares con más historia de la ciudad y sagrado tanto para la religión judía como la musulmana. Sin duda uno de los lugares más bonitos de la ciudad. Se accede desde la plaza del muro occidental, verás como una entrada hacia una pasarela de madera, allí se pasa un control de seguridad y cruzas un puente de madera que recorre la plaza por arriba y te regala unas grandes vistas del muro. En esta ocasión el muro estaba abarrotado, fui una imagen muy impresionante.

Tras cruzar la pasarela llegas a la explanada donde se encuentran la Mezquita de Al-Aqsa y la increíble Cúpula de la Roca, uno de los templos más bonitos que he visto nunca. Su forma y colores crean un conjunto espectacular.

Como turista, podrás visitar la Cúpula de la Roca sólo desde el exterior, ya que sólo pueden acceder los musulmanes. En el interior se encuentra la roca desde la que Mahoma subió a los cielos en compañía del ángel Gabriel, lo que convierte este lugar es el tercero más importante para la religión musulmana, tras la Meca y la Medina.
Este lugar también tiene mucha importancia para los judíos y cristianos ya que aquí fue donde Abraham estuvo a punto de ofrecer a su hijo Isaac en sacrificio.
La zona es tranquila y amplia, puedes pasar el tiempo que quieras paseando o haciendo fotos aunque hay que seguir una serie de normas. Para acceder deberás cubrir tu cabello, hombros, brazos y piernas. Si no vas cubierto y no tienes nada contigo, a la entrada te ofrecerán camisetas de manga larga, pañuelos y faldas largas que devuelves al salir. Yo recomiendo llevar siempre un pañuelo para acceder a lugares sagrados y en la medida de lo posible, en ciudades como esta, intentar vestir cubierto hasta las rodillas y con manga corta. Los turistas siempre somos bienvenidos y se entiende que vestimos y vivimos de otra manera, pero también debemos entender nosotros que somos invitados y deberíamos mostrar respeto hacia la cultura local.
El acceso a la explanada está permitido solo durante ciertas horas del día. De abril a septiembre abre de 8:30 a 10:30 y de 1:30 a 2:30h, y de octubre a marzo se puede entrar de 7:30 a 10:30h y de 12:30 a 1:30h.

Tras pasar un buen rato admirando este bonito lugar pusimos rumbo al Monte de los Olivos pasando por Vía Dolosa, lugar de gran importancia para los cristianos ya que fue el recorrido que Jesús hizo cargando la cruz hasta el lugar en el que fue crucificado. Las estaciones de los diferentes momentos del calvario de Jesús están señaladas con placas con lo que es sencillo seguir todo el recorrido y llegar hasta el Santo Sepulcro, lugar en el que termina. Cada viernes se celebran Via Crucis en los que revive este momento de la visa de Jesús aunque a diario se pueden encontrar peregrinos haciendo el recorrido e incluso gente portando cruces reviviendo el calvario. Lo más recomendable es ver la zona por la mañana pronto o por la tarde que suele haber menos gente.
Salimos de la ciudad vieja para seguir nuestra ruta hacia el Monte de los Olivos parando en primer lugar en el Jardín de Getsemani, lugar al que Jesús fue a rezar tras la última cena con sus apóstoles y donde fue traicionado por Judas y arrestado por los romanos. El jardín está lleno de Olivos de cientos de años de antigüedad y en él se encuentra la Iglesia de las Naciones, la cual alberga la roca en la que Jesús rezó la noche de su arresto.

Continúamos subiendo y pasamos por la Iglesia de Santa María Magdalena, la cual llama mucho la atención por sus siete cúpulas doradas que se van alzando a medida que vas subiendo hacia el Monte de los Olivos. La entrada a la iglesia está algo escondida, no llama mcho la atención, es como una entrada hacia unos jardines, tienes que subir varias escaleras de piedra y verás las cúpulas doradas aparecer entre los árboles. Esta iglesia es muy diferente al resto de la zona ya que fue creada por el Zar ruso Alejandro III y el estilo de la arquitectura de su país está plasmado en el edificio.

La zona es my tranquila y está rodeada de olivos a través de los cuales podrás admirar unas vistas muy bonitas de la Ciudad Vieja.

Continúamos subiendo y llegamos al Monte de los Olivos, lugar lleno de los árboles que le dan su nombre y donde puedes visitar la Capilla de la Ascensión, punto desde el que se dice que Jesús subió a los cielos. En la zona puedes descansar y admirar las vistas de la ciudad. Es una zona donde la religión crisitiana está muy presente con lo que verás gente rezando y zonas en las que se celebran misas.

Tras pasar un rato por la zona volvimos caminando a la Ciudad Vieja para comer. Descansamos un rato y por la tarde fuimos a Yad Vashem, el museo del Holocausto. La visita al museo creo que es fundamental si visitas Israel ya que es un episodio muy importante en la historia de los judíos del cual todos deberíamos ser muy conscientes. El museo es un lugar tranquilo, con colores claros, pasillos y jardines. Plasma la historia de la persecución judía llevada a cabo por el nacismo y rinde homenaje a las millones de víctimas que la sufrieron. Para entrar al museo hay que pagar entrada, te dan un mapa con el orden con el que deberías hacer tu visita y por un extra hay audioguías disonibles en diferentes idiomas.

En la zona exterior y de jardines irás encontrando esculturas al aire libre y también salas que se dedican a ciertos sucesos y grupos de gente. Una de las salas exteriores estaba dedicada a los niños judíos y te recomiendo no irte sin verla. Es una sala oscura en la que sólo hay pequeñas lucecitas que representan a cada uno de los niños que fueron víctimas del holocausto. Era tan bonito y emotivo como triste, una sala muy diferente cargada de emoción y significado.

Para llegar a Yad Vashem se puede ir en taxi o en tranvía. Nosotras optamos por lo segundo y no tuvimos ningún problema. El ticket de tranvía se compra en la misma parada, la cual está muy cerca de la Jagga Gate. Cogimos el tranvía número 1 hasta Har Herzl, el trayecto dura una media hora y luego hay que caminar unos 10 minutos hasta llegar al museo. La experiencia de coger el tranvía nos hizo meternos más en el día a día de la gente que vive fuera de la ciudad vieja. Pasamos por barrios judíos en los que parecía que volvías atrás en el tiempo, todo era gris y blanco y con aspecto austero. Nos cruzamos con decenas de familias con sus trajes típicos y oscuros y con numerosos hijos, algo que hizo nuestro trayecto no fuera un viaje más en transporte público.
Pasamos la tarde en el museo y volvimos a la Ciudad Vieja de nuevo en tranvía. En esta ocasión cenamos a las afueras de Jaffa Gate, lugar que descubrimos al ir al tranvía donde había varias tiendas de comida para llevar y unos jardines en lo que la gente montaba su picnic. Después nos fuimos a descansar para al día siguiente seguir nuestro recorrido por este interesante país.
Si vas a pasar más días en Israel, puedes visitar este post en el encontrarás una ruta de una semana en este país con consejos y recomendaciones que lugares que no deberías perderte.
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